Tradicionalmente siempre hemos pensado que ir a una clase se trataba de escuchar a un profesor, realizar las actividades escritas que nos mandaban e irnos a casa “contentos” porque las habíamos realizado con éxito. ¿Aburrido verdad?
Pero (por suerte) las cosas han cambiado y la forma de enseñar también, así que un día preparando una clase para unos alumnos de 5º y 6º de primaria me pregunté: “Why not?” ¿Por qué no innovar? Y les propuse realizar un proyecto divertido. He de decir que les lancé la idea y ellos la mejoraron para ponerla en marcha. Íbamos a hacer que un trabajo escrito se hiciera en la realidad.
A final de cada tema nuestro libro “Next Move 5” propone un proyecto diferente. Esta vez era escribir la receta de su comida favorita. Dado que tenemos clase a las 17 horas de la tarde ellos propusieron que podría ser la receta de su postre favorito, y… ¡así lo hicimos!
Durante dos semanas, los alumnos y alumnas han preparado en las horas de clase el proyecto siguiendo las instrucciones del libro, unas pautas para que estuviera bien escrito y redactado y, sobre todo, aprendiendo y pasándoselo bien mientras lo hacían. Pero como os decía, no solo quedó ahí, sino que el proyecto trataba de que una vez “lo difícil” estuviera hecho, es decir, presentar el proyecto delante de los compañeros, también podrían hacer los postres en casa y traerlos a clase y… ¡cómo nos hemos puesto de dulces!
Ha sido una experiencia fantástica y muy recomendable para hacer que el aprendizaje sea efectivo de una manera amena y lúdica.
Sigamos innovando en la docencia y no solo haremos que los alumnos aprendan y sepan crear por ellos mismos, sino que será al final un aprendizaje recíproco para todos. Sigamos siempre cuestionando todo y planteando ese «Why not?».
Aquí podemos ver unas fotos de cómo ha sido el proceso del proyecto:
1º Preparación grupal del proyecto:
2º Los proyectos ya terminados:
3º ¡El resultado final! Yummy yummy!
María Márquez. Docente de Centro Local de Idiomas
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